jueves, 30 de junio de 2011

Y Dios, como vió que Adán estaba solo, creó a Eva


   En los comienzos del monoteísmo, y hasta nuestros tiempos, existe la creencia del orígen del mundo mediante “La Biblia”, “el Corán” o “La Tora”. Precisamente en La Biblia  es mencionado el origen del mundo en el Génesis del Antiguo Testamento.
En el Capitulo IV de la misma se menciona la creación de Eva, a partir de una costilla de Adán y luego la aparición  de la serpiente que invita a la mujer a comer del árbol de la vida del bien y del mal. Hasta aquí llegamos con la introducción de la tentación del primer hombre y de la primera mujer por parte de la serpiente.
     Ahora revisando un poco el texto podemos llegar a la conclusión que Eva fue engañada por la serpiente puesto que fue esta última quien llamó a la mujer y le dijo: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 
3:2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 
3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. . De esta manera el engaño con apariencia de verdad cobra valor y sentido en tanto y en cuanto Eva en principio fue engañada cuando la serpiente le dijo que si comería del fruto del árbol del bien y del mal tendrá conocimientos “semejantes a los dioses” y no morirán". 
     Y Eva comió, y luego Adán… y no murieron, pero comenzaron a sentir vergüenza al verse desnudos. Luego apareció  dios y los expulso del Jardín del Edén. Aquí nuevamente el engaño con apariencia de verdad cobra un alto precio a quienes se dejan seducir por él.
También como podemos observar  en esta historia, como en las anteriores, que existe un objeto deseado el cual despierta cierta curiosidad por quien no lo posee, en este caso es el saber.
   Este “saber como dioses” es lo que impulsa a Eva a morder el fruto y a desobedecer delante del dios cristiano. La apariencia de verdad por parte de la serpiente fue la carnada perfecta para caer en este pecado.

martes, 28 de junio de 2011

Los Latines Gauchescos (Litterulae)

Algunos escritores gauchescos quizás no eran grandes expertos pero tenían algún conocimiento. El primer ejemplo que pongo es el de Javier de Viana (1868-1926), uno de los más grandes escritores gauchescos uruguayos. Sus cuentos están ambientados tanto en Uruguay como en Argentina. De él leí el libro Abrojos, en una primera edición de la Biblioteca Rodó (Montevideo, Claudio García Editores, 1936). Dicha edición tiene una “auto-biografía”, donde se lee: “Estudié latín y griego, francés, inglés, italiano, portugués, y hasta algo de castellano. Cumple a mi franqueza declarar que a todos –incluso en el que escribo– los domino menos que mediocremente” (p. 14). Creo que peca de falsa modestia, pues escribe muy bien y con gran soltura. Más ponderada es la frase: “El latín, el griego, el francés, el inglés, el italiano, portugués, español y guaraní, –me había olvidado decir que también estudié el admirable idioma indígena,– […] han tenido una mínima influencia en la gestación de mi edificio artístico: nido de hornero, nada más, y con ello se conforma mi modestia” (p. 15).

Anotemos primero que “El buey” es parte de Los trabajos y los días (1928), lo cual inmediatamente nos remite a Hesíodo y la poesía del campo. Se unen aquí las dos grandes tradiciones de occidente. En efecto “el rezo” de la bestia de labor, su sacerdocio, el “ave, tierra”, la cruz y “el santo madero” mezclan lo bíblico con lo virgiliano. Por otra parte, en cuanto a la relación entre lo clásico y el terruño provinciano, permítanme los lectores una brevísima mención del riojano Arturo Marasso, oriundo de Chilecito, quien amó como pocos en estas tierras la gloria eterna de Grecia. Así comenzaba su “Narciso”:

¿Qué oculta voz escuchas? Te enajena el secreto
de tu ser que se ahonda
y refleja vendido; y en tu quietud, inquieto,
estás en ti y en la onda. (Poemas. Buenos Aires, Hachette, 1953)

Tan telúricos como los gauchos, los indios. Y el Beato Ceferino Namuncurá (1886-1905) era en verdad un indio mapuche, hijo del cacique Manuel Namuncurá. Educado por los salesianos, fue tan buen alumno como cualquier otro de sus compañeros, e incluso mejor. Sobresalía en canto y en caligrafía, según nos informa el padre Raúl A. Extraigas, en su obra El mancebo de la tierra (Buenos Aires, Instituto Salesiano de Artes Gráficas, 1974, p. 65). Pero más adelante leemos que le gustaba la gramática y traducía Epitome Historiae Sacrae y las vidas de Cornelio Nepote (p. 171). Mas no lo hacía solo por obligación; ponía gran cuidado al hacer las versiones del latín y al latín (p. 165). Creo que muy pocos estudiantes de hoy se esmeran como este hermano nuestro, que tenía un nombre de pila tan clásico. Lamentablemente nos dejó a los 19 años, veloz como el céfiro. De cualquier forma, nuestro Ceferino me hace acordar a otro gran indio. En efecto Benito Juárez (1806-1872), Presidente de México, era liberal y masón, pero había sido seminarista. Cierta vez, en una amistosa conversación, intercaló estos versos que ni siquiera sé si son de él: “La señora musa musae / y el señor dominus domini/ se fueron al templum templi / a oír el sermo sermonis” (Héctor Pérez Martínez. Benito Juárez el impasible. México, Horizontes, 1939, p. 104).

Recientemente la librería Capítulo I, de Nicolás Bunge, especializada en temas argentinos, me proveyó de un muy interesante libro: Félix Weinberg. Juan Gualberto Godoy: literatura y política. Buenos Aires, Solar / Hachette, 1970. Además de un largo estudio preliminar, edita las poesías y algunas cartas. Formaba parte de la colección “Dimensión Argentina”, que publicó decenas de obras muy importantes de temática nacional. Aprendí allí que Godoy (1793-1864), a quien yo consideraba un poeta gauchesco (y lo es verdaderamente), fue hombre muy letrado. Informa Weinberg: “Aprendió las primeras letras en una escuela de mujeres, gramática latina en el convento de los padres betlemitas y caligrafía con Alejo Nazarre, un antiguo funcionario colonial” (p. 13). No estaría bien inundar con citas; basten las menciones de Ovidio (p. 148), de Alejandro Magno (p. 141), de la expresión de facto (p. 158), del mítico canto del cisne (p. 157). Pero escuchemos la definición que hace de su propia vis satírica:

Mi numen es Juvenal,
no Tácito y Tito Livio;
por eso no doy alivio
a vicios en general. (p. 236)
 Según el dicho, “cuando menos se piensa, salta la liebre” (cf.:http://www.1de3.com/refranes/3080/cuando-menos-se-piensa-salta-la-liebre); así es la gloria de Roma: también puede presentarse de improviso.
El padre Amado Anzi escribió El Evangelio Criollo, libro que fue ilustrado por bellísimos dibujos de Eleodoro Marenco (Buenos Aires, Ágape, 1964). Recientemente tuve la fortuna de hallar, en librería de viejo, una obra en esta misma dirección: Francisco H. Orellano. Evangelio según “San Fierro”. Buenos Aires, Difusión, 1976. Ambos autores gauchescos emplean la estrofa de nuestra gran épica. Pero Orellano trae algo muy curioso. En efecto habla así de la simpleza de los discípulos de Jesús:

Estos fueron sus laderos,
seleccionados por él,
gente ruda y sin cartel,
ni otro “curriculum vitae”
que aquel que les dio el envite
de su suerte en Israel. (p. 43)

A mí me parece bien ese latinismo, pues hasta el iletrado está obligado a veces a recurrir a palabras y frases cultas (sobre todo hoy, en esta época de médicos y pedagogos, cuando escuchamos cosas como laparoscopiaretroalimentación yobjetivos procedimentales). Si alguno consigue estas obras de Jesús en criollo, léalas y hallará placer.

Hemos comprobado aquí una vez más algo muy sabido, la gran fuerza del mundo griego y latino. De cualquier forma, podría parecer algo impensado lo clásico en lo gauchesco. En realidad se explica perfectamente, pues los gauchos son americanos y América, como tantos sitios, sintió la educación de la vieja Europa, de base clásica. En más de un caso vimos que tal educación debía no poco a las órdenes religiosas, que llevaron el latín junto con la escuela. Por eso quizás, a la hora de escribir, también a los escritores nativos la cultura clásica les brotaba de lo hondo

jueves, 23 de junio de 2011

Solsticio de Invierno

    La Navidad, tal y como la conocemos hoy en día, se basa en la tradición religiosa del nacimiento de Jesús, la visita de los reyes magos y los milagros hechos por Santa Claus (San Nicolás).
Sin embargo, las fiestas navideñas sólo se empezaron a celebrar a partir de la Edad Media, y fueron los papas de aquella época quienes fijaron la fecha en el 25 de diciembre, precisamente para que los fieles prestasen menos atención a las fiestas paganas del solsticio de invierno y más a las celebraciones religiosas. Incluso el típico árbol de navidad tiene un origen celta.

    En la antigua Roma, en diciembre se celebraba la Saturnalia, en honor al reinado del dios Saturno sobre Roma en la Edad de Oro. En esa edad, la tierra en Roma producía abundantemente y no había guerras ni discordia.
    Durante la Saturnalia se celebraban fiestas durante una semana entera, con comilonas y abundante bebida. A lo largo de esa semana se invertía el orden social: los amos servían a los esclavos, los esclavos se convertían en amos y desempeñaban altos cargos del estado.
     Era tradicional intercambiarse regalos hechos en plata, aunque casi cualquier cosa podía servir de regalo para la ocasión.
     La fiesta también era una celebración del fin de las tinieblas y el comienzo de un nuevo año. Aquí puedes ver un fragmento de las palabras que la sacerdotisa pronunciaba para el rito de la Saturnalia:
"Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aún así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz. Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea."
Finalmente, a lo largo de la Edad Media, esa fiesta se fue alargando en el tiempo hasta convertirse en lo que hoy en día conocemos como Carnavales.

jueves, 16 de junio de 2011

LATINES INESPERADOS (Litterulae)


      Hace poco volví a visitar el Palacio Barolo, ese notable edificio de Buenos Aires que está inspirado en diversos aspectos de La Divina Comedia. Acababa de hablar con Roberto Alifano, quien está terminando una novela ambientada a la vez en tiempos del Dante y también en la Argentina reciente; en ella se habla precisamente del Palacio, obra del arquitecto italiano Mario Palanti y terminado en 1923 (http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Barolo). Pues bien, leí con emoción las varias frases latinas que se hallan en el cielorraso de su inmensa galería (algunas, virgilianas; otras, evangélicas) y pensé en la grandeza del mundo clásico, que ha llegado tan lejos en el espacio y en el tiempo. El Palacio es entonces responsable en parte de las siguientes búsquedas.

   A griegos y romanos les gustaron mucho las carreras de caballos. Tal vez por eso algunos nombres de “burros” (et nos cedamus vulgari eloquio!) proceden de allí. Por ejemplo Edipo Rey, un caballo chileno que ganó el Gran Premio Latinoamericano en 1990 (cf.:http://dealgunamanera1.blogspot.com/2008/05/ser-como-charles-atlas.html). Hay muchas asociaciones que pueden hacerse a partir de este nombre, pero a mí me gusta porque dicen que el resultado final siempre es un enigma, cuando se trata del pasto o de la arena de las apuestas: por algo los que saben de esto son llamados “la cátedra.” Otro équido importante era Nonbis in Idem (cf.:http://mbprofesionales.com.ar/fabulada/info/forsale.pdf . El error en la separación y en el uso de mayúsculas (debería ser non bis in idem) no es mío, sino del dueño de este sangre pura). ‘No dos veces en lo mismo’ significa que no debemos cometer dos veces el mismo error; quizás por eso alguien, sabedor de que los habitantes de esta parte del mundo tenemos cierta propensión a ello (no somos los únicos), hablaba de los latinoamnesicanos. El premio República de Bolivia (1100 m, Hipódromo de La Plata) lo obtuvo la yegua Lux Lucis, que es de la tercera pero resultó de primera (cf.: La Nación, 22 oct. 2010). Pero el que más me gustó fue Borístenes, varias veces ganador (cf.: La Nación, 26 sept. 1999). Tiene el mismo nombre que un caballo de Adriano; este emperador romano del s. II le dedicó un epitafio (fragm. nº 4) que elogiaba su gran rapidez:

Borysthenes Alanus,
Caesareus veredus,
per aequor et paludes
et tumulos Etruscos
volare qui solebat.

Borístenes era el Dnieper, río que desagua en el Mar Negro. El mundo clásico y los corceles siempre fueron amigos; tanto que un antecesor de Adriano, Calígula, hizo para su caballo Incitatus un establo de mármol, lo custodiaba con soldados, lo vestía de púrpura, le ponía collares y joyas, le destinó una casa y esclavos para su atención y hasta, se decía, tenía pensado hacerlo cónsul (cf.: Suetonio, Calígula55). Y Alejandro Magno llegó también bastante lejos, pues en honor a su caballo Bucéfalo fundó, junto al río Hidaspes, ‘no de otro modo que si hubiera perdido a un amigo’ la ciudad de Bucefalia (cf.: Plutarco, Vida de Alejandro 61).

 Nik,  en uno de sus dibujos (cf.: La Nación, 25 jun. 2008), relacionado con la protesta agrícola que hubo en Argentina en 2008, un periodista le preguntaba al político de turno cómo andaban las instituciones en Argentina. El bigotudo funcionario le contesta que muy bien, pues lo hacen “de acuerdo a [sic] lo que deciden los tres poderes.” Estos no son ejecutivo, legislativo y judicial, como se espera, sino “piquete, cacerolazo y carpa.” El característico gato de Nik comenta: “Ya lo dijo el poeta: Carpe diem, diez carpas en el Congreso.” No sorprende la cita horaciana (Odas 1, 11, 8), pues es ex alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires.

Cambiando de tema , "pendejo" es voz del español general, “pelo que nace en el pubis y en las ingles”, define la Academia. También sabe que: “vulg. Arg. y Ur. Chico, adolescente.” Pero ni la Academia ni el Diccionario del habla de los argentinos, de la Academia Argentina de Letras, registran pendex, que es deformación de la voz citada y que tiene ya unos treinta años. Más aún, la Red testimonia su abundante uso, como puede ver cualquiera que se valga de un buscador. Creo que pendex fue idea de un conocedor, en mucho o en poco, del latín: a la manera de latex,icis (‘líquido’), simplex,icis (‘simple’) o apex,icis(‘punta’). Lo curioso es que, cuando se usa en plural, no se dice pendices, en buen latín, sino “los pendex.” (Cf.: http://bicicletas-usadas.vivavisos.com.ar/motos-usadas+otras-santa-fe-region/yamaha-xj-600cc-ideal-p-pendex-q-no-llegan-al-cbr/10260134). Es como cuando alguien dice que, por su desempeño en el trabajo, le dieron “varios bonus”, en vez de boni; o como cuando alguien presentó “varios curriculums”, en vez de curricula.

Pero el lenguaje corriente comete muchos asesinatos. Dígalo, si no, la frase latinaprimum vivere, deinde philosophari (‘primero vivir, luego filosofar’). El mal uso ha llegado a forjar una mezcla con el italiano: primum vivere dopo filosofare. ¡Ni hablar del rarísimo non calentarum: largum vivirum! En la Red están documentados ambos usos. Muy curioso, porque parte de la creencia de que casi todo en latín termina en –um; en todo caso, la frase tiene un lejanísimo aire de ars longa, vita brevis, versión del aforismo griego hipocrático (ho bíos brachýs, con perdón por el uso de la trasliteración; cf.: http://es.wikipedia.org/wiki/Ars_longa_vita_brevis). Y, cuando surge alguna contrariedad, los sexagenarios decimos: Sonati, frates. Sin duda paráfrasis jocosa del Orate, fratres, de la Misa en latín.

Ahora, a los libros de viajes y aventuras. John L. Brom (1908-1969) fue explorador y fotografío y filmó muchísimo sobre  África (cf.:http://www.nmnh.si.edu/naa/whatsnew2000_02.htm). En uno de sus libros escribe: “El jefe de una familia de hipopótamos es un tirano feroz y celoso que reina sobre muchas hembras que lo obedecen ciegamente. Y ¡ay del intruso, de todo macho extraño que se atreva a acercarse a una de sus esposas! La consecuencia será una batalla a muerte […]. Puede suceder que ambos adversarios sucumban a causa de sus heridas, en cuyo caso las hembras se van y se buscan nuevo marido. Sin duda, este temperamento celoso impulsaba a los machos a destruir a sus propios vástagos masculinos, en quienes ven rivales en potencia. También puede suceder que el hijo, después de haber alcanzado la edad adulta viviendo solo, vuelva al seno de la familia, combata con su padre, lo mate y se apodere de todas las hembras, inclusive su propia madre. ¡El drama de la vida del hipopótamo es, en suma, digno de Shakespeare, o más bien de Sófocles, con matices que recuerdan a Edipo!” (John L. Brom. 32000 kilómetros por la selva africana. Buenos Aires, Ediciones Selectas, 1959, p. 278). Ya de por sí el hipopótamo tiene mucho de griego, pues su nombre es algo así como ‘caballo de río.’

En fin, llegado ya a puerto, debo aclarar que el título de este trabajo no es del todo preciso. En efecto no pueden considerarse demasiado “inesperados” los latines en alguien que, como Nik o como Brom, tuvo una formación de base europea. A pesar de tal impropiedad, quise mantenerlo, pues desde siempre me llamó la atención hallar el mundo clásico en lugares distantes de la literatura y del arte. También tuve una intención evocativa y otra de carácter humorístico y lúdico. Si mis lectores dedicaron su irreparable tiempo a tales bocadillos, venia, precor, sit mihi concessa.

EL MUNDIAL Y SUS POMPAS- Umberto Eco

      Debo aclarar ahora que, en realidad, no tengo nada en contra de la pasión futbolística. Al contrario, la apruebo y la considero providencial. Esas multitudes de hinchas apasionados segados por el infarto en las graderías, esos árbitros que pagan un domingo de celebridad exponiendo su persona a graves injurias, esos excursionistas que descienden ensangrentados del autocar, heridos por los vidrios rotos a pedradas, esos festivos mozuelos que, borrachos, recorren por la tarde las calles, asomando su bandera por la ventanilla del utilitario sobrecargado y se estrellan contra un TIR, esos atletas destruidos psíquicamente por lacerantes abstinencias sexuales, esas familias arruinadas económicamente por ceder a insanas reventas en el mercado negro, esos entusiastas cegados por el estallido de un petardo celebratorio me llenan de alegría el corazón. Soy tan partidario de la pasión futbolística como lo soy de las carreras, de las competiciones motociclistas al borde de los precipicios, del paracaidismo desatinado, del alpinismo místico, de la travesía de los océanos en botes de goma, de la ruleta rusa y del uso de drogas. Las carreras mejoran las razas, y todos estos juegos que acabo de enumerar conducen afortunadamente a la muerte de los mejores y permiten que la humanidad continúe tranquilamente sus vicisitudes con protagonistas normales y medianamente desarrollados. En cierto modo estaría de acuerdo con los futuristas en que la guerra es la única higiene del mundo, con una pequeña corrección: lo sería si se consintiera que participaran sólo los voluntarios. Pero, desgraciadamente, la guerra también implica a los renuentes, y en este sentido es moralmente inferior a los espectáculos deportivos.

viernes, 20 de mayo de 2011

Drink me....

      Todos conocemos mas o menos de memoria el cuento de "Alicia en el país de las Maravillas" o "Alicia a través del espejo", sabemos que en ambas ocasiones el sueño es parte central de las aventuras de Alicia, pero no todos saben si Alicia alguna vez existió...
     Lo cierto es que existen teorías acerca de la real existencia de la musa de Lewis Carrol (el verdadero nombre del autor era Charles Dodgson) y la historia dice que Alice Pleasance Liddell Hargreaves Taylor -el nombre real de Alicia- (Westminster4 de mayo de 1852 – Kent,15 de noviembre de 1934) fue durante su infancia amiga de Lewis Carroll, Alice era la cuarta hija de un matrimonio de terratenientes ingleses.
     Lo curioso, hasta ahora, era la relación que esta niña, junto con su hermana,  mantenian con Dodgson. Una de las teorías, que luego fue descartada fue que varios biógrafos han pensado que Dodgson sentía por ella una atracción de índole romántica o sexual, por tener tendencias pedrastas hasta se ha especulado con la idea de que la madre de Alice, la señora Liddell, desaprobara la relación de su hija, que ya tenía once años, con Dodgson y que este le pidiera la mano de la niña en matrimonio
La segunda de las teorias y es la que está realmente documentada es la cual Dodgson utilizaba a los niños para  hacerle la corte a la institutriz y a la hermana mayor de Alicie. Años más tarde la relación entre Dodgson y la familia de Alice se corta abruptamente...
      La personalidad del escritor y fotógrafo ha sido tan admirada como odiada, tan publicada como censurada, si bien nadie aclaró jamás lo sucedido, para unos era arte, para otros perversión, sí quedó demostrada la fascinación que sentía por las niñas, por su mundo, su amistad podía perdurar aunque no tanto su interés una vez que crecían. Como todos sabemos los adultos pierden la magia que Carroll perseguía. Una de sus amigas más queridas, anterior a Alice, fue Gertrude Chataway a quien dedicó "La caza del snark" y cuyas cartas aún se conservan. Cartas en las que muestra su cariño, pero que no han de ser malinterpretadas.




     Retomando sobretodo el segundo libro de Alicia (Alicia a traves del espejo), este segundo libro es considerado una de las joyas de la lingüística y del pensamiento lógico. Si alguno ha leído el libro, conocerá que se trata de historias dentro de un tablero de ajedrez, en el cual Alicia y el resto de los personajes se movian de la siguiente manera:
Explicación de los movimientos:
(Alicia es el peón blanco, juega y gana en once jugadas)
1. Alicia se encuentra con la Reina roja
1. La Reina roja se dirige a la cuarta casilla de la torre del Rey
2. Alicia atraviesa (por ferrocarril) la tercera casilla de la Reina y llega a la cuarta cuarta de la misma (Tweedledum y Tweedledee)
2. La Reina blanca (tras su mantón) a la cuarta casilla del alfil de la Reina
3. Alicia encuentra a la Reina Blanca (con el mantón)
3. La Reina blanca sigue a la quinta casilla del alfil (y se convierte en oveja)
4. Alicia a la quinta casilla de la Reina
4. La Reina Blanca a la octava casilla del alfil del Rey (deja el huevo en elestante)
5. Alicia entra en la sexta casilla de la Reina (Humpty Dumpty)
5. La reina blanca pasa a la octava casilla del afil de la Reina (huyendo del Caballo rojo)
6. Alicia en la séptima casilla de la Reina (bosque)
6. El Caballo rojo a la segunda casilla del Rey (jaque)
7. El Caballo blanco prende al Caballo Rojo
7. El Caballo blanco a la quinta casilla del alfil del Rey
8. Alicia a la octava casilla de la Reina (coronación)
8. La Reina roja a la casilla del Rey (exámen)
9. Alicia se convierte en Reina
9. Las Reinas se enrocan
10. Alicia se enroca (festín)
10. La Reina blanca a la sexta casilla de la torre de la Reina (sopa)
11. Alicia prende a la Reina roja y gana.

Alicia atravesó el espejo gracias a Lewis Carroll en las Navidades de 1871, el libro comenzaba con esta partida, resumen de lo que esperaba en las páginas siguientes. Ya fue protagonista, en 1865, de "Alicia en el país de las maravillas".  
Como bien explicaba Jaime de Ojeda en el prólogo de "Alicia en el país de las maravillas":
Todo indica en la vida de Carroll un alma, original, especial, poco ordinaria; pero no desprovista de madurez y de equilibrio. Respétese lo primero, apréciese lo segundo.



martes, 3 de mayo de 2011

Mil Grullas por la paz...

   Fue después de la bomba atómica sobre Hiroshima, al final de la Segunda Guerra Mundial. Seguro que has oído hablar de esta tragedia y de sus horribles consecuencias para la salud de los pocos que sobrevivieron, ¿verdad?Pues pasó que Sadako Sasaki fue una de las niñas que no murió el día de la explosión, pero sí que enfermó de mucha gravedad – sufrió una leucemia- poco después, con 11 años, por la radiación atómica.Cuando supo que estaba enferma, una amiga suya intentó animarla y le contó la tradición de las 1000 grullas de papel – hacer figuritas de papel es una tradición japonesa la tecnica se llama  Origami y se conoce ya en casi todas partes del mundo-La tradición japonesa dice que– le contó a Sadako su amiga- “concederán un deseo a aquél que consiga doblar 1000 grullas de papel como recompensa por el esfuerzo y la concentración que hacen falta para lograrlo.Este trabajo se llama el Senbazuru”.Entonces, su amiga hizo una grulla de origami y se la dio a Sadaho. “Aquí está tu primera grulla”. Y le deseó que se cumpliera su deseo, curarse de su enfermedad.Sadako empezó a doblar grullas, una tras otra, intentando conseguir su deseo de curarse mágicamente.Pero por desgracia, no lo logró. Murió en 1955 con 644 grullas revoloteando a su alrededor.Conmovidos, sus amigos y compañeros de la escuela se propusieron terminar de plegar las mil grullas como un homenaje a su dedicación, y volverlas a plegar cada año para recordarla.Así, se propusieron también contarles a otros niños de Japón y del mundo cual había sido su historia y la de tantos niños, que como ella, no pudieron sobrevivir a la bomba atómica. Para que está historia estuviera presente todos los días, se propusieron hacer un monumento, una estatua de Sadako con una grulla que hoy está en el Parque de la Paz de Hiroshima.Bajo ella está escrito: “Éste es nuestro grito, ésta es nuestra plegaria: paz en el mundo”.La historia de Sadako dio la vuelta al mundo y las grullas y el origami se convirtieron en símbolos de Paz, del rechazo a la guerra.






http://www.himahima.co.jp/PeaceWeb/kids/KPSH_E/top_e.html

sábado, 30 de abril de 2011

Don Ernesto y su legado...

A poco de hacerse cargo del gobierno, el presidente Raúl Alfonsín ordenó el procesamiento de las Juntas Militares que gobernaron durante la dictadura militar (1976 - 83), responsables, en última instancia, de los horrores cometidos y nombró una comisión para investigar esos crímenes (CONADEP). Como presidente fue designado Ernesto Sábato. Al cabo de nueve meses, esa comisión expidió sus conclusiones, resumidas en el libro Nunca más, que lleva un prólogo escrito por el propio Sábato que aquí transcribimos.

Nunca Más - Informe de la Conadep - Septiembre de 1984

      Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no abandonó en ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió con palabras memorables: «Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura».
No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos.
Nuestra Comisión no fue instituída para juzgar, pues para eso estan los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo para alcanzar la tenebrosa categoría de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimientos y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.
Son muchísimos los pronunciamientos sobre los sagrados derechos de la persona a través de la historia y, en nuestro tiempo, desde los que consagró la Revolución Francesa hasta los estipulados en las Cartas Universales de Derechos Humanos y en las grandes encíclicas de este siglo. Todas las naciones civilizadas, incluyendo la nuestra propia, estatuyeron en sus constituciones garantías que jamás pueden suspenderse, ni aun en los más catastróficos estados de emergencia: el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a proceso; el derecho a no sufrir condiciones inhumanas de detención, negación de la justicia o ejecución sumaria.
De la enorme documentación recogida por nosotros se infiere que los derechos humanos fueron violados en forma orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas. Y no violados de manera esporádica sino sistemática, de manera siempre la misma, con similares secuestros e idénticos tormentos en toda la extensión del territorio. ¿Cómo no atribuirlo a una metodología del terror planificada por los altos mandos? ¿Cómo podrían haber sido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un régimen rigurosamente militar, con todos los poderes y medios de información que esto supone? ¿Cómo puede hablarse de «excesos individuales»? De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores. Si nuestras inferencias no bastaran, ahí están las palabras de despedida pronunciadas en la Junta Interamericana de Defensa por el jefe de la delegación argentina, General Santiago Omar Riveros, el 24 de enero de 1980: «Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores» . Así, cuando ante el clamor universal por los horrores perpetrados, miembros de la Junta Militar deploraban los «excesos de la represión, inevitables en una guerra sucia» , revelaban una hipócrita tentativa de descargar sobre subalternos independientes los espantos planificados.
Los operativos de secuestro manifestaban la precisa organización, a veces en los lugares de trabajo de los señalados, otras en plena calle y a la luz del día, mediante procedimientos ostensibles de las fuerzas de seguridad que ordenaban «zona libre» a las comisarías correspondientes. Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzanas y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto de comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscriptas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: «Abandonad toda esperanza, los que entrais».
De este modo, en nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos. Palabra - ¡triste privilegio argentino! - que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo.
Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. ¿Quiénes exactamente los habían secuestrado? ¿Por qué? ¿Dónde estaban? No se tenía respuesta precisa a estos interrogantes: las autoridades no habían oído hablar de ellos, las cárceles no los tenían en sus ¦ldas, la justicia los desconocía y los habeas corpus sólo tenían por contestación el silencio. En torno de ellos crecía un ominoso silencio. Nunca un secuestrador arrestado, jamás un lugar de detención clandestino individualizado, nunca la noticia de una sanción a los culpables de los delitos. Así transcurrían días, semanas, meses, años de incertidumbres y dolor de padres, madres e hijos, todos pendientes de rumores, debatiéndose entre desesperadas expectativas, de gestiones innumerables e inutiles, de ruegos a influyentes, a oficiales de alguna fuerza armada que alguien les recomendaba, a obispos y capellanes, a comisarios. La respuesta era siempre negativa.
En cuanto a la sociedad, iba arraigándose la idea de la desprotección, el oscuro temor de que cualquiera, por inocente que fuese, pudiese caer en aquella infinita caza de brujas, apoderándose de unos el miedo sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: «Por algo será», se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados a los hijos o padres del desaparecido. Sentimientos sin embargo vacilantes, porque se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpable de nada; porque la lucha contra los «subversivos», con la tendencia que tiene toda caza de brujas o de endemoniados, se había convertido en una represión demencialmente generalizada, porque el epiteto de subversivo tenía un alcance tan vasto como imprevisible. En el delirio semántico, encabezado por calificaciones como «marxismo-leninismo», «apátridas» , «materialistas y ateos» , «enemigos de los valores occidentales y cristianos» , todo era posible: desde gente que propiciaba una revolución social hasta adolescentes sensibles que iban a villas-miseria para ayudar a sus moradores. Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esosamigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo tortura. Todos, en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.
Desde el momento del secuestro, la víctima perdía todos los derechos; privada de toda comunicación con el mundo exterior, confinada en lugares desconocidos, sometida a suplicios infernales, ignorante de su destino mediato o inmediato, susceptible de ser arrojada al río o al mar, con bloques de cemento en sus pies, o reducida a cenizas; seres que sin embargo no eran cosas, sino que conservaban atributos de la criatura humana: la sensibilidad para el tormento, la memoria de su madre o de su hijo o de su mujer, la infinita verguenza por la violación en público; seres no sólo poseídos por esa infinita angustia y ese supremo pavor, sino, y quizás por eso mismo, guardando en algún rincón de su alma alguna descabellada esperanza.
De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de nueve mil. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represalias. Y aun vacilan, por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal.
Con tristeza, con dolor hemos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebrosos rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado liberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios. Hemos tenido que basarnos, pues, en las denuncias de los familiares, en las declaraciones de aquellos que pudieron salir del infierno y aun en los testimonios de represores que por oscuras motivaciones se acercaron a nosotros para decir lo que sabían.
En el curso de nuestras indagaciones fuimos insultados y amenazados por los que cometieron los crímenes, quienes lejos de arrepentirse, vuelven a repetir las consabidas razones de «la guerra sucia» , de la salvación de la patria y de sus valores occidentales y cristianos, valores que precisamente fueron arrastrados por ellos entre los muros sangrientos de los antros de represión. Y nos acusan de no propiciar la reconciliación nacional, de activar los odios y resentimientos, de impedir el olvido. Pero no es así: no estamos movidos por el resentimiento ni por el espíritu de venganza; sólo pedimos la verdad y la justicia, tal como por otra parte las han pedido las iglesias de distintas confesiones, entendiendo que no podrá haber reconciliación sino después del arrepentimiento de los culpables y de una justicia que se fundamente en la verdad. Porque, si no, debería echarse por tierra la trascendente misión que el poder judicial tiene en toda comunidad civilizada. Verdad y justicia, por otra parte, que permitirán vivir con honor a los hombres de las fuerzas armadas que son inocentes y que, de no procederse así, correrían el riesgo de ser ensuciados por una incriminación global e injusta. Verdad y justicia que permitirán a esas fuerzas considerarse como auténticas herederas de aquellos ejércitos que, con tanta heroicidad como pobreza, llevaron la libertad a medio continente.
Se nos ha acusado, en fin, de denunciar sólo una parte de los hechos sangrientos que sufrió nuestra nación en los últimos tiempos, silenciando los que cometió el terrorismo que precedió a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltación. Por el contrario, nuestra Comisión ha repudiado siempre aquel terror, y lo repetimos una vez más en estas mismas páginas. Nuestra misión no era la de investigar sus crimenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o de otro lado de la violencia. Los familiares de las víctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos. Por lo demás el pueblo argentino ha podido escuchar y ver cantidad de programas televisivos, y leer infinidad de artículos en diarios y revistas, además de un libro entero publicado por el gobierno militar, que enumeraron, describieron y condenaron minuciosamente los hechos de aquel terrorismo.
Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el periodo que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Unicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado.
 
Así como Cortázar perteneció al Tribunal Russel, junto a Sartre y otros intelectuales. Érnesto sábato hizo lo propio durante el Gobierno de Raúl Alfonsín en La CONADEP que estuvo integrada por Ernesto Sábato (presidente), Magadalena Ruiz Guiñazú, Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernandez Long, Carlos Gattinoni, Gregorio Klimovsky, Marshall Meyer, Mons. Jamie F. de Nevares, Eduardo Rabossi, Santiago López, Hugo Piucill, Horacio Huarte, Graciela Fernandez Meijide, Daniel Salvador, Raúl Aragon, Alberto Mansur y Leopoldo Silgueira. 

viernes, 29 de abril de 2011

Cuando Borges y Perón se encontraron...

    Los dos reyes y los dos laberintos


    Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso." Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. 
La gloria sea con aquel que no muere. 


Es hermoso leer a Borges como autor, y es apasionante el discurso Peronista desde el punto de vista político. Pero ¿Qué hubiera sucedido si estas figuras antagónicas hubieran dejado de lado sus propios pareceres y hubieran tenido-mínimamente- un dialogo?
     Enrique Estrázulas, un autor uruguayo, conoció a Borges, además fue amigo de algunos allegados al lider peronista, de quien pudo extraer:
   "Corría 1977. Yo vivía con Alfredo Zitarrosa en Madrid -recordó el autor- y un dirigente justicialista, cuyo nombre no revelaré, me contó que, en su residencia de Puerta de Hierro, Perón había leído a Borges. Tras concluir la lectura, según me contaron, el general habría dicho: Parece mentira que este hombre que me critica tan duramente sea un escritor tan grande."
En ese diálogo mano a mano con Perón, Estárzulas imaginó un encuentro entre dos amigos, dos viejos sabios reparando el pasado. 
En ocasiones la ficción ocupa espacios que la historia ha reclamado...

jueves, 28 de abril de 2011

El Flaubert de Sartre


     Desde 1943, Sartre, fuertemente influido por la vida tormentosa, inteligente y provocadora y rebelde de algunos hombres - Baudelaire, Genet, etc.- , se inicia en el análisis existencial (El ser y la nada) y se propone el modelo de Flaubert para un trabajo de envergadura. En 1945 comienza seriamente lo que hasta en 1972 parece culminar. Durante este lapso se atraviesan en su proyecto innumerables conflictos y nuevas obras o conferencias y entrevistas de prensa en distintos países (Crítica de la razón dialéctica, Los secruestrados de Altona, Las palabras, primer tomo de su autobiografía que le mereciera el premio Nobel de Literatura, etc.). Pese a su inmensa creación intelectual, algunas intenciones y promesas de continuar o publicar nuevos libros se vieron frustradas durante aquella época. Se recuerda Los caminos de la libertad y la continuación de la Crítica. No obstante, ese Flaubert que casi no aparece, se esperaba con la misma terca inseguridad con que se esperó inútilmente la continuación de Las palabras. Pero al fin comenzó a aparecer en una sobria edición de Gallimard, su editorial de siempre, en 1971.
      Flaubert es producto de los prejuicios sociales y familiares de su época. Pasivo, despectivo, refleja en su conducta personal y más tarde en toda su obra, las consecuencias de unas relaciones familiares perfectamente anormales: madre poco afectiva, padre tirano, dificultad de relación con las palabras y emulación impuesta con su hermano mayor, por lo demás, modelo.
      Es su dificultad de aprender a leer - lo que logra entre los 7 y los 8 años- lo que lo convierte en el idiota de la familia.


Miguel Angel Buonarotti

Sonetos


Si en el rostro por los ojos el corazón se ve,
otro signo no habrá más evidente de mi fuego;
así es que baste ello, mi señor querido, para pedir merced.
Deténgase un momento tiempo y hora,
el sol y el día en su carrera antigua; así yo tenga,
y no por mi mérito, al deseado y dulce señor mío
siempre entre mis brazos, prontos e indignos.



El interior de Miguel Ángel sólo encuentra la paz y el sosiego en la figura de Tommaso. El joven romano es su paz, su todo, su otro yo. No soporta estar distanciado de su amor. Él le enseña a vivir, a encontrar el verdadero motivo de su existencia; la belleza.


Lo que siento, lo que busco y me guía en mí no está;
ni bien sé mirar donde encontrarlo pueda,
aunque alguien me quiera mostrar.
Esto, señor, me ocurre tras de verte,
un dulce amargo, un sí y no me mueve:
y no dudo que de tus ojos vendrá.

miércoles, 27 de abril de 2011

El engaño....

"El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejan soñar que no nos engañarán nunca".
Víctor Ruiz Iriarte (1912 -1982) Dramaturgo español.   

El impostor siempre tiene una cara amable, que la literatura de aliento clásico ha consagrado. Se vincula al aspecto lúdico de la vida, a la ilusión y a la intriga, a la embriaguez del disfraz y sus ceremonias. Y también, por cierto, a la liberación que supone evadirse de la propia identidad. Ser uno mismo puede resultar agobiante, enseñan la novela y el cuento, contrariando el optimismo de la psicología.      
Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra engaño tiene la siguiente definición:
1. m. Acción y efecto de engañar.
2. m. Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre.
1. loc. verb. Satisfacer, desengañar, sacar del engaño y error aprehendido.
Llamarse alguien a ~.
  1. loc. verb. coloq. Retraerse de lo pactado, por haber reconocido engaño en el contrato, o pretender que se deshaga algo, alegando haber sido engañado.
    Existen diversas formas de que el engaño aborda: por ejemplo el engaño amoroso, ejemplos de este son Don Juan, y Cyrano de Bergerac, el ventrílocuo de los enamorados, representan otra variante de la impostura: ponen el fraude al servicio del lance amoroso. Son maestros de la simulación erótica. El Tartufo, de Molière, en cambio, lo es de la hipocresía. Además existe el engaño visual, engaño a modo de estafa, pero en las sucesivas hojas, será tomado en cuenta el engaño con apariencia de verdad.
    Y son efectivamente coincidentes estas acepciones de la Real Academia si repasamos este engaño en la literatura en autores como Hesíodo, Homero, y si comparamos su forma de ver el mundo con la Biblia, por ejemplo.
Fuera del ámbito literario el engaño como forma de verdad,  es una de las artimañas más comunes y cotidianas, "como quitarle un dulce a un niño", es frecuente caer en la cuenta de reconocer apariencias que no son. Pero también es interesante notar que este engaño está acompañado por un objeto deseado, es decir, quien engaña posee algo que el ser engañado desea.
Dentro de la literatura las representantes más típicas respecto al engaño son las musas y las sirenas, ambas con sus cantos seducen a quienes las oyen.
Otra forma de recurrir o utilizar el engaño  mediante el saber, Teresa Alfieri, en su libro "Sirenas, Por Supuesto", menciona al saber cómo: "La tentación más alta, la tentación que está  por detrás de todas las tentaciones, el conocimiento del mundo, del universo, de los cuerpos, de los sabores, de las transgresiones de cuanta ley haya sido creada; el conocimiento carnal y espiritual, el conocimiento físico, cósmico, esotérico y metafísico. "Todo lo sabemos". He ahí el encanto sublime de las encantadoras, he ahí el anzuelo de toda seducción. Saber tanto es lo prohibido, es el tabú más fuerte, el imposible supremo."

     Según el diccionario de la Real Academia Española sirena es: "Cualquiera de las ninfas marinas con busto de mujer y cuerpo de ave, que extraviaban a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. Algunos artistas las representan impropiamente con medio cuerpo de mujer y el otro medio de ave o de pez".
Homero y Hesíodo fueron los primeros en indicar, mediante la literatura, la existencia de estos seres.
      Con respecto al engaño, las sirenas eran hábiles engañadoras, en el canto duodécimo de la Odisea, Circe las describe como unas peligrosas encantadoras que entonan sus melodías en medio de una pradera, rodeadas de los cadáveres de los hombres que consiguieron atraer, y advierte a Ulises que el hombre que se acerque a ellas cometerá una imprudencia mortal, porque aquel que se deje guiar por sus voces engañosas no podrán volver junto a su mujer y sus hijos.
      Teresa Alfieri, en su libro, describe la metamorfosis de las sirenas de esta forma: " En la versión de Pausanias (XC6), la diosa Hera organizó un concurso de canto y alentó a las sirenas para que compitieran con las musas, las que arrancaron las plumas de sus víctimas para hacerse una corona, las vencidas se retiraron entonces a las costas itálicas donde se dedicaron a sembrar la destrucción entre los navegantes. La exégesis de Apolodoro (II C 4) explica la fábula de las sirenas traduciendo el símbolo de las supuestas ninfas como mujeres de mala vida que habitaban las costas del mar de Sicilia; con todos los alicientes de la voluptuosidad, atraían a los navegantes y adormecían su voluntad. Otra leyenda da cuenta de la metamorfosis de las sirenas como un castigo de la diosa Afrodita al comprobar que desdeñaban los placeres del amor".
     Además significaron  la lujuria, los peligros del mar, la música o la sabiduría.
     Sin embargo una sirena o grupo de sirenas-ya sea en forma voluntaria o compulsiva- revela cosas que están por suceder, un ejemplo de esto son las sirenas Hadeburc y Sigelint, que le anuncian al héroe Hagen su futuro en la "Canción de los Nibelungos" por ende no siempre la figura de la sirena representa la voz del engaño, sino también de oráculo.

El Niño Que Tenía un Oso de Trapo...a Pablo Picasso, con esperanza, siempre con esperanza...

De Manuel Lueiro Rey  "El niño que tenía un oso de trapo"
Si el niño hubiese llegado a hombre, yo sé que trataría de humanizar con esfuerzo la materia grosera que perdura aún desparramada por el ancho  mundo en que vivimos.
El  niño iría pisando los caminos del mundo, haciendo intentos parar abrir los horizontes nuevos a las miradas ciegas de las gentes ciegas.

Si el niño hubiese llegado a hombre, yo sé que amaría la piedra y el árbol, el agua de los torrentes, la espiga madura del trigo, la fuerza ayudadora del viento, las aspas limpias de los molinos de Castilla...
En cada cosa -¡la tierra!..¡el agua!... el pan!  - buscaría con denuedo los bienes por los cuáles el hombre ha de luchar.
Si el niño llegase a hombre, yo sé que amaría el perro que defiende la casa de labranza, el caballo de tiro, a las gallinas caseras del gallinero casero; amaría la oveja y la abeja- ¡la lana!...¡la miel!...- los gatos ratoneros, los pájaros libres, los peces fríos del río, las paloma inocentes, las meseta y la montaña, la espuma del mar...
Si el niño hubiese llegado a hombre, amaría el fuego, la energía que se esconde en la naturaleza viva, las voces humanas de los vecinos, el trabajo eficiente de todos, el bien colectivo...

Pero aquél niño
Solamente tenía seis años de vida
Un puñado de horas, un breve puñado,
Un puñado de barro, un puñado de sal,
Y amaba a su oso de trapo...
El oso de trapo era el único juguete de que disponía. El oso de trapo era la verdad de su tiempo. El oso de trapo estaba siempre con él. Los dos veían cómo los días pasaban madurando el instinto..
El niño sabía que el oso era un animal de trapo, gozando de sus pasiones inocentes, penetrando en sus secretos, presente en sus ansias desbordadas.
El oso de trapo, sin saberlo ya tenía un pedacito del corazón del niño. Él se lo había dado. Un pedacito del corazón que latía al mismo ritmo del corazón del niño.
En la tela de sus patas, en la curva de su lomo, en el brillo de sus ojos de cristal, en el silencio incomprensible del aserrín de su relleno, ya había penetrado la vida del niño como un hermoso misterio latente..
Era un oso pequeño, inofensivo, Un oso blanco de trapo. Pero ya tenía un pedacito del corazón del niño...
Una vez en que el niño jugaba a la puerta de su casa, sentado en la piedra de su acera, le preguntó al oso de trapo:
-Cuando yo me muera...¿tú qué harás?
El oso no dijo nada. Dobló la cabeza sobre la mano inocente del niño y lo miró fijamente con sus ojos de cristal.
El niño entonces le dijo:
_¡Tonto!... Cuando yo me muera de viejo quiero que te entierren conmigo.

Pero no fue así. No. No fue así como el niño pensaba.
¡Un día alguien trajo la muerte!
El niño jugaba en la plaza del pueblo... Sobre a tierra firme de la plaza del pueblo...Gozando del sol claro del sol de abril....
Entre las ramas de los árboles, con la savia nueva, se oía el piar de  pájaros libres...Y el sol batía en el cristal de las ventanas libres...Y el aire removía los cabellos libres del niño...Y las mujeres voceaban libremente en el mercado del pueblo...
¡Libre era todo!
      ¡La voz del hombre!
            ¡El juego el niño!...
              ¡El agua!...
                     ¡El viento!...
                             ¡la luz!
                                     ¡El sol!....
¡Libre era todo!
De pronto un vuelo de cuervos dejó caer la muerte desde el cielo. La muerte caía desde el cielo sobre los tejados de las casas del pueblo en forma de metralla...
         

 Y entonces...
Hubo un caballo desventrado,
atravesado por una lanza...
Y una casa en llamas...
Y esparcidos la cabeza y los brazos
 de un hombre muerto...
y una mano empuñando una espada
rota...
y una mujer desnuda a rastras...
y en una ventana
un perfil gigante de otra mujer llorando, con los pechos y las manos separadas encima del alféizar...
y un brazo extendido hacia fuera sosteniendo una antorcha encendida...
y otra mujer, rodeada de llamas, levantando los brazos al cielo...
Y un toro en actitud belicosa, con la cabeza vuelta hacia un lado y la cola levantada...
Y un pájaro alargando el cuello, con el pico abierto...
Y delante del toro, otra mujer gritando porque llevaba en los brazos al niño muerto...
¡En el suelo oscuro, lleno de sangre inocente, una flor, sólo una flor...!
Al niño lo enterraron sin el oso de trapo. En la tabla que señala su tumba - un puñado de tierra, un puñado de silencio- se puede leer:  
                                                   
                                                            EL niño
                                          Antonio Zabalagoitta Echevarría
                                             Muerto en el bombardeo
                                               De los aviones alemanes
                                                   El día 26 de abril de 1937
                                                           GUERNICA

Pero  yo sé que si aquel niño hubiese llegado a hombre, seguiría pisando la tierra con firmeza, buscando los caminos nuevos, porque tenía los ojos llenos de esperanza.
                                                                                                        Manuel Lueiro Rey

El 26 de Abril de 1.937 la villa vasca de Guernica fue objeto de un cruel bombardeo por parte de la aviación alemana, que produjo numerosas víctimas inocentes y cuantiosos daños materiales. El hecho se enmarca en el desarrollo de la Guerra Civil española, comenzada el 18 de Julio de 1.936, y que enfrentaba al gobierno de la República, democráticamente elegido, con el ejército rebelde de Franco, sublevado contra el poder legítimo. Mientras los soviéticos de Stalin ayudaron a la República, Franco obtenía abundante ayuda humana y material de la Italia de Mussolini y de la Alemania de Hitler. La aviación de éste último tomó la iniciativa de bombardear Guernica por cuenta propia, sin pedir ningún permiso ni notificarlo a Franco. Los aviones Junker alemanes de la Luftwaffe realizaron un bombardeo-alfombra contra la desprotegida villa. La razón del ataque no podía ser la existencia de depósitos de armas, ni cuarteles o tropas, ni objetivos estratégicos ni que la villa fuese un nudo de comunicaciones. Guernica carecía de cualquier importancia militar o estratégica. La vergonzosa razón fue probar en fuego real los nuevos aviones y su armamento ante el avecinamiento de la Segunda Guerra Mundial. Para explicar lo inexplicable, Franco en una delirante declaración echó la culpa del ataque a los republicanos que así habrían conseguido una excusa, bombardeando una ciudad de su zona, para poder acusar a los nacionalistas de Franco. Ni que decir tiene que este argumento no fue tomado en consideración por nadie.
La visita de Picasso a España justo antes de la guerra civil le supone una gran curiosidad por lo fiesta de los toros. Todos sus elementos están en el cuadro: el toro símbolo de fuerza, brutalidad y oscuridad, el caballo de la inocencia y la víctima indirecta de todas las tragedias, el espacio acotado y la espada. Los símbolos taurinos muestran aquí la esencia de España y su sufrimiento. La luz de la lámpara ilumina la escena central de forma triangular y no se sabe muy bien si estamos en una escena interior o al aire libre, puesto que la indefinición espacial no nos da ninguna clave al respecto. El cuadro es el más elaborado y pensado de Picasso, realizó 45 bocetos o estudios previos, que fotografió y amplió al objeto de componer el conjunto de una manera coherente y expresiva.
Lueiro Rey escribe esta historia luego que Pablo Picasso pinta el Guernica y este texto junto a otros tantos pertenecen a una antología llamada: "Guía de cuentos para educar por la paz".