miércoles, 27 de abril de 2011

El engaño....

"El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejan soñar que no nos engañarán nunca".
Víctor Ruiz Iriarte (1912 -1982) Dramaturgo español.   

El impostor siempre tiene una cara amable, que la literatura de aliento clásico ha consagrado. Se vincula al aspecto lúdico de la vida, a la ilusión y a la intriga, a la embriaguez del disfraz y sus ceremonias. Y también, por cierto, a la liberación que supone evadirse de la propia identidad. Ser uno mismo puede resultar agobiante, enseñan la novela y el cuento, contrariando el optimismo de la psicología.      
Según el diccionario de la Real Academia Española la palabra engaño tiene la siguiente definición:
1. m. Acción y efecto de engañar.
2. m. Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre.
1. loc. verb. Satisfacer, desengañar, sacar del engaño y error aprehendido.
Llamarse alguien a ~.
  1. loc. verb. coloq. Retraerse de lo pactado, por haber reconocido engaño en el contrato, o pretender que se deshaga algo, alegando haber sido engañado.
    Existen diversas formas de que el engaño aborda: por ejemplo el engaño amoroso, ejemplos de este son Don Juan, y Cyrano de Bergerac, el ventrílocuo de los enamorados, representan otra variante de la impostura: ponen el fraude al servicio del lance amoroso. Son maestros de la simulación erótica. El Tartufo, de Molière, en cambio, lo es de la hipocresía. Además existe el engaño visual, engaño a modo de estafa, pero en las sucesivas hojas, será tomado en cuenta el engaño con apariencia de verdad.
    Y son efectivamente coincidentes estas acepciones de la Real Academia si repasamos este engaño en la literatura en autores como Hesíodo, Homero, y si comparamos su forma de ver el mundo con la Biblia, por ejemplo.
Fuera del ámbito literario el engaño como forma de verdad,  es una de las artimañas más comunes y cotidianas, "como quitarle un dulce a un niño", es frecuente caer en la cuenta de reconocer apariencias que no son. Pero también es interesante notar que este engaño está acompañado por un objeto deseado, es decir, quien engaña posee algo que el ser engañado desea.
Dentro de la literatura las representantes más típicas respecto al engaño son las musas y las sirenas, ambas con sus cantos seducen a quienes las oyen.
Otra forma de recurrir o utilizar el engaño  mediante el saber, Teresa Alfieri, en su libro "Sirenas, Por Supuesto", menciona al saber cómo: "La tentación más alta, la tentación que está  por detrás de todas las tentaciones, el conocimiento del mundo, del universo, de los cuerpos, de los sabores, de las transgresiones de cuanta ley haya sido creada; el conocimiento carnal y espiritual, el conocimiento físico, cósmico, esotérico y metafísico. "Todo lo sabemos". He ahí el encanto sublime de las encantadoras, he ahí el anzuelo de toda seducción. Saber tanto es lo prohibido, es el tabú más fuerte, el imposible supremo."

     Según el diccionario de la Real Academia Española sirena es: "Cualquiera de las ninfas marinas con busto de mujer y cuerpo de ave, que extraviaban a los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. Algunos artistas las representan impropiamente con medio cuerpo de mujer y el otro medio de ave o de pez".
Homero y Hesíodo fueron los primeros en indicar, mediante la literatura, la existencia de estos seres.
      Con respecto al engaño, las sirenas eran hábiles engañadoras, en el canto duodécimo de la Odisea, Circe las describe como unas peligrosas encantadoras que entonan sus melodías en medio de una pradera, rodeadas de los cadáveres de los hombres que consiguieron atraer, y advierte a Ulises que el hombre que se acerque a ellas cometerá una imprudencia mortal, porque aquel que se deje guiar por sus voces engañosas no podrán volver junto a su mujer y sus hijos.
      Teresa Alfieri, en su libro, describe la metamorfosis de las sirenas de esta forma: " En la versión de Pausanias (XC6), la diosa Hera organizó un concurso de canto y alentó a las sirenas para que compitieran con las musas, las que arrancaron las plumas de sus víctimas para hacerse una corona, las vencidas se retiraron entonces a las costas itálicas donde se dedicaron a sembrar la destrucción entre los navegantes. La exégesis de Apolodoro (II C 4) explica la fábula de las sirenas traduciendo el símbolo de las supuestas ninfas como mujeres de mala vida que habitaban las costas del mar de Sicilia; con todos los alicientes de la voluptuosidad, atraían a los navegantes y adormecían su voluntad. Otra leyenda da cuenta de la metamorfosis de las sirenas como un castigo de la diosa Afrodita al comprobar que desdeñaban los placeres del amor".
     Además significaron  la lujuria, los peligros del mar, la música o la sabiduría.
     Sin embargo una sirena o grupo de sirenas-ya sea en forma voluntaria o compulsiva- revela cosas que están por suceder, un ejemplo de esto son las sirenas Hadeburc y Sigelint, que le anuncian al héroe Hagen su futuro en la "Canción de los Nibelungos" por ende no siempre la figura de la sirena representa la voz del engaño, sino también de oráculo.

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